El
Pirineo de Lérida y su sierra del Cadí, con bellos y pequeños pueblos y
una abundante vegetación de robles, pino rojo, abetos y hayas, nos
ofrece sobre todo en otoño con el dorado de sus árboles, una serie de
paisajes dignos de pintar, o al menos de realizar un apunte. En algunos
puntos su altitud sobrepasa los 2.400 metros.
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